
Proyectos educativos
Aprendamos a cocinar y a comer respetando el medio ambiente.
Aprendamos a comer en familia
Desde unos años a esta parte, se ha avanzado mucho en cuanto al conocimiento de la alimentación y su composición nutricional. Hoy en día las familias conocen la importancia de reducir el consumo de azúcares y de alimentos procesados, de no darles a nuestras niñas y niños bebidas azucaradas y carbonatadas y de la importancia de aumentar el consumo de frutas y verduras. Sin embargo, todavía se habla muy poco de la necesidad de que esa alimentación supuestamente saludable, lo sea de verdad.

Es necesario que empecemos a reducir el consumo de tóxicos con nuestros alimentos (herbicidas, pesticidas, abonos sintéticos y toda suerte de fitosanitarios), que reduzcamos radicalmente el uso de plásticos, porque solo así podremos reducir la cantidad de microplásticos en aguas y alimentos, y que evitemos consumir alimentos que hayan recorrido miles de kilómetros hasta llegar a nuestras mesas.
Es nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas el que nos estamos jugando. Todo esto es posible, si sabemos cómo. En Lecker Atelier llevamos a cabo actividades educativas y talleres intergeneracionales para aprender a cocinar y a comer, respetando nuestra salud y la del planeta, ayudando a las familias a encontrar las herramientas para organizar mejor sus compras y planes semanales y que sepan dónde y cómo pueden acceder a productos limpios, regionales y de temporada.
Talleres y actividades para aprender a cocinar y a comer respetando nuestra salud y la del planeta.


Aprender a cocinar y a comer bien hoy, nos permitirá seguir haciéndolo mañana.

¿Sabes de dónde vienen los alimentos que comes?
Descubre con Lecker Atelier cómo se producen tus alimentos y cómo llegan a tu plato.
En la era actual, la educación trasciende las fronteras de las aulas convencionales; ha evolucionado hacia un vasto ecosistema de aprendizaje que integra a todos los sectores de la sociedad. Ya no se trata solamente de enseñar, sino de crear una sinfonía social donde cada voz cuente. La educación debe florecer en un tapiz de espacios vibrantes: desde las escuelas y centros culturales, hasta las asociaciones comunitarias y el corazón del hogar. Necesitamos reencontrar y revitalizar el papel esencial de la comunidad como catalizador en la transferencia de conocimientos, una conexión que fluye en perfecta armonía con nuestras dinámicas económicas y ricas tradiciones culturales.
Y aquí es donde la cultura alimentaria entra en escena como una herramienta extraordinaria para cultivar el aprendizaje de maneras inexploradas. La comida, en su diversidad y texturas, se convierte en un lenguaje universal que refleja de manera única las interacciones y la interdependencia entre las personas, su herencia cultural y el medio ambiente que comparten. ¡Imaginemos un mundo donde cada plato sirva como un puente hacia el conocimiento, una invitación a explorar, a entender, y a celebrar nuestra existencia colectiva!